Comentario
Para 1850 había unos 5.000 mexicanos en Texas, 60.000 en Nuevo México, 1.000 en Arizona y 8.000 en California. Hasta 1911 una extensa frontera de más de 2.000 millas y no vigilada, las dificultades políticas y la crisis económica en México y necesidad de mano de obra en USA explican la progresiva aparición de una emigración no regulada, a veces incluso diaria, de jornaleros trabajan en un país y viven en el otro. En ese periodo los dos destinos principales eran California y Texas. Las conmociones revolucionarias en México y por contraposición el desarrollismo de los Estados Unidos a lo largo de los Roaring Twenties originaron entre 1910-1929 una emigración en masa, si bien en 1917 se revisaron estas leyes, prohibiendo la entrada de analfabetos a Estados Unidos, y en 1924 -para proteger y preservar la cultura, los valores y creencias norteamericanos- se dictó el Acta Jonson-Reed, que estableció un sistema de cuotas limitando la inmigración, y se creó la Patrulla Fronteriza.
La corriente inmigratoria se vio cortada radicalmente debido al crack del 29 y la posterior Gran Depresión. Los propios anglos se vieron obligados a un éxodo desde las "cuencas de polvo", como Oklahoma, a Estados donde parecía posible sobrevivir, como California. Ante las cifras de desempleo, la dificultad para los subsidios y las quiebras bancarias, El Servicio de Inmigración localizó a miles de mexicanos, no todos ilegales -espaldas mojadas o alambristas- y se les obligó a abandonar Estados Unidos. Si en 1930 había 690.000 residentes mexicanos en 1940 solo quedaban 377.000. La recuperación vino con la II Guerra Mundial y el Programa Bracero, y después durante los años 50 con la consolidación de USA como potencia mundial y las dificultades en México: si las cifras legales señalan hasta 293.469 entradas, el número de ilegales -1 legal representa 4 ilegales- empezó a ser alarmante para el mundo anglo. Un programa en particular fue puesto en acción, llamado "Operación Espalda Mojada", que trató de detectar y deportar a mexicanos que vivieran a lo largo de la frontera estadounidense. En cuatro años (1950-54) fueron devueltos a México tres millones; pero en los 60 volvió a haber cuatro millones de ilegales. El Departamento de Trabajo empezó a establecer sus medidas: determinando que las Oficinas de Empleo Estatales impidieran el desplazamiento laboral de ciudadanos o inmigrantes legales por los ilegales. Una década después en 1965, el Acta de Reforma de Inmigración se pone en acción permitiendo la entrada de gente de otros países, sin importar la raza, su origen étnico o su identidad cultural pero con una política de cuotas que entró en vigor en el 68: 120.000 entradas anuales del "hemisferio occidental". De poco sirvió. La Administración Carter prestó atención a esta cuestión, penalizando la contratación de ilegales. En 1987 la Ley Simpson-Rodino concedió la legitimidad a los ilegales que pudieran demostrar que habían llegado antes del 1 de enero de 1982, a través de cualquier documento. Pero los Espaldas Mojadas no guardan sus rastros para defenderse, y la Ley dejó al descubierto a unos cinco millones de ilegales, de ellos, el 55% eran chicanos, es decir, hispanos de origen mexicano. La Reforma Migratoria y el Acta de Control y Reforma Migratoria (MYRCA) de 1986, se estableció con el fin de identificar a aquellas personas que dieran empleo a indocumentados (básicamente a mexicanos y para ofrecer una amnistía para éstos: casi 3 millones de indocumentados solicitaron su residencia legal. Más de 2.5 millones eran latinos, y de éstos 2.3 millones mexicanos, según el Servicio de Inmigración y Naturalización de EE.UU. La ley de inmigración de 1992 aumentó considerablemente el número total de entradas, de 270.000 a 675.000. Concedía prioridad a la cualificación profesional sobre el reagrupamiento familiar. Las autoridades norteamericanas, inspiradas en la legislación canadiense, reservaron 10.000 entradas a inversores comprometidos a invertir un mínimo de un millón de dólares en la economía norteamericana. Esta ley es el resultado de prácticas de presión desde el mundo de los negocios y ciertas minorías: considera la inmigración como refuerzo para la economía norteamericana y medio para regular el mercado del trabajo. Las leyes de 1986 y 1992 han sido el eje de una movilización contra la inmigración ilegal, sobre todo en California. 1994 fue el año culminante del éxodo de los llamados "balseros" cubanos, que se lanzaban al mar rumbo a Estados Unidos en precarias balsas de fabricación casera. Unos 30.000 fueron rescatados y enviados a bases navales norteamericanas en Guantánamo y Panamá. En 1995 se les permitió vivir en Estados Unidos. Estadísticamente, sólo uno de cada cinco "balseros" que zarparon de Cuba consiguió llegar con vida a EE.UU. El 13 de julio de 1994 naves de la Armada Cubana hundieron un navío en el que varias familias huían hacia la Florida. Murieron más de 40 personas, entre ellas varios menores de edad.